jueves, 27 de febrero de 2020

La gran historia de Cartago, la ciudad que miró a los ojos a Roma

A la izquierda recreación de los puertos de Cartago. A la derecha el aspecto actual de las instalaciones 

La legendaria Cartago ubicada en la actual capital de Túnez, fue una de las ciudades-estado más importantes de la antigüedad. Fundada por los fenicios, tuvo por sus mayores enemigos a los romanos, a los que se disputaron el dominio en el Mediterráneo, lo que provocó entre ellos tres grande guerras conocidas como las Guerras Púnicas, que tuvieron por final la victoria aplastante de Roma que se hizo con el mando marítimo en el Mare Nostrum, hasta entonces en poder de los cartagineses.

No es ningún secreto que hasta que tuvieron lugar estos enfrentamientos bélicos entre los dos poderes del mundo conocido, los romanos estaban en plena desventaja con Cartago en el tema marítimo, y uno de los grandes ejemplos de ellos eran los espectaculares Puertos de Cartago, que perfectamente podrían tener la etiqueta de “la octava maravilla del Mundo Antiguo”.

Se hallaban situados muy cerca del foro cartaginés y actualmente quedan dos pequeñas lagunas como testimonio de su esplendor: “El Cothou” señalado por una depresión circular de unos 1200 metros de diámetro era el Puerto Militar de Cartago… en el centro tiene un islote que mide 106 metros de diámetro y que está enlazado con tierra por una camino de 9,60 metros de ancho. Dicen las crónicas que en el centro https://abcblogs.abc.es/cronicas-nomada/africa/viajar-cartago-tunez.htmldel islote se encontraba el pabellón del almirante y que en dicho puerto se podían albergar 120 bajeles, encontrando en sus caletas los arsenales.

El Puerto Comercial de Cartago tenía forma rectangular, que comunicaba por una estrecha “goleta” con el “El Cothou” teniendo una anchura de unos 70 pies romanos. En la actualidad ambos puertos ocupan una extensión de 14 hectáreas, y aún pueden reconocerse muelles romanos con una longitud de unos 400 metros.

Junto a la boca de los puertos todavía se puede distinguir una escollera, construida por Escipión para cerrar en plena guerra las entradas a ambas instalaciones. En la época de Justiniano, los Puertos de Cartago se llamaron “Mandracium” y Salomón gobernador romano de la provincia hizo construir junto a él un monasterio fortificado.
Texto de Apiano (1) sobre los puertos de Cartago
“Los puertos de Cartago estaban dispuestos de tal modo que los navíos podían pasar de uno a otro; accedían desde el mar por una entrada de unos 21 metros de anchura, la cual se cerraba con una cadena de hierro. El primer puerto, reservado a los mercantes, estaba provisto de numerosos y variados amarres. En medio del puerto interior había una isla. La isla y el puerto estaban bordeados por grandes muelle. A lo largo de estos muelles había hangares, que podían albergar 220 barcos de guerra, y sobre los hangares se elevaban almacenes para los aparejos. Delante de cada hangar se elevaban dos columnas jónicas, que daban a la circunferencia del puerto y de la isla el aspecto de pórtico. En la isla se construyó un pabellón para el almirante y de dicha construcción partían las señales de las trompetas y las llamadas de los heraldos. Desde ahí, el almirante ejercía su vigilancia. La isla estaba situada en frente de la entrada y se hallaba a mayor altura: así el almirante veía lo que ocurría en el mar, mientras que los que llegaban de más allá no podían distinguir con claridad el interior del puerto. Los arsenales eran invisibles incluso para los barcos mercantes: éstos estaban rodeados de un muro doble y dotados de puertas, las cuales permitían a los mercantes pasar del primer puerto a la ciudad, sin que pudieran atravesar los arsenales”.
(1) Natural de Alejandría, ocupó altos puestos como funcionario en Egipto en época de Antonino Pío (siglo II d. C.). Desempeñó diversos cargos administrativos en Alejandría, luego ejerció como abogado y terminó su carrera como procurador del emperador Antonino Pío. Escribió una extensa Historia de Roma de 24 tomos, que abarca desde su fundación hasta la muerte de Trajano.
Otras fuentes: abcblogs
Fuente del texto: nauticadigital 
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